Todas las mujeres conocen la llamada «citología vaginal». En esta prueba, se extraen células del cuello uterino y se examinan al microscopio. A continuación, el hallazgo se asigna a una de las cinco categorías superiores. I significa sin anomalías. III es una inflamación grave o cambios degenerativos del tejido, IIId es el primer indicio de lesiones precancerosas. V padece un carcinoma cervical maligno, es decir, un cáncer de cuello uterino.
En caso de cambios celulares llamativos, la medicina ortodoxa habla de «displasia cervical». Las células alteradas pueden convertirse en cáncer. Por cierto, estos cambios celulares suelen ir precedidos de infecciones por el virus del papiloma humano (VPH). También existe una prueba para ello, que puede realizarse regularmente cada tres años para las mujeres a partir de los 35 años, junto con la citología vaginal. Una infección por VPH suele provocar cáncer de cuello de útero años más tarde. Sin embargo, muchas infecciones son asintomáticas y se curan por sí solas. En cuanto al riesgo de cáncer, siempre depende del tipo de virus HP presente.