Tos, dolor de garganta, secreción nasal y ronquera: estos síntomas son típicos de un resfriado, también conocido como infección similar a la gripe. Los síntomas pueden presentarse en distintos grados de intensidad y en diferentes combinaciones.
La mayoría de los resfriados están causados por virus y se transmiten por gotitas o frotis. Los agentes patógenos se dispersan en el aire al toser y estornudar o llegan a las mucosas de la boca, la nariz o los ojos a través de las manos. Sin embargo, es difícil escapar de los virus del resfriado, ya que están por todas partes en nuestro entorno. Especialmente con tiempo húmedo, temperaturas frías, estrés o falta de sueño, los virus lo tienen fácil. Porque estos factores debilitan nuestro sistema inmunológico para que no pueda responder adecuadamente. Una vez que nos hemos contagiado, a la infección vírica suele añadirse una infección bacteriana.